La cadena perpetua dictada por una juez de la cusa en contra de un feminicida en el Estado de México fue hasta cierto punto novedoso; nunca había ocurrido. Generalmente los casos son olvidados por las autoridades encargadas de impartir la justicia, ello debido a galimatías y a las lagunas en la jurisprudencia.
Es lamentable que muchos asesinatos de mujeres no sean tipificados como feminicidios, son catalogados por ministerios públicos o por jueces como crímenes pasionales o imprudenciales, por ello, en este tenor los representantes populares: Diputados Locales, Federales y Senadores de la República deben legislar hasta llegar a reconocer los feminicidios.
A pesar de que por años ha habido movimientos feministas que luchan no sólo por la equidad de género, sino porque haya respeto hacia ellas; que ya no sean objeto de maltrato, agresiones, golpes y lo que es peor, lleguen a cortarles la vida.
En las parejas pueden surgir las diferencias ya sea por celos, por malos entendidos, por infidelidad; sin embargo, todo tiene solución en esta, la mejor es el divorcio, o el distanciamiento sin llegar a extremos violentos; se puede recurrir a terapias recomendadas por especialistas y cuando se tiene mucha fortaleza, mucha cordura, se debe llegar a la auto terapia.
Respecto a lo social, en la calle, en el trabajo, en la escuela puede haber mujeres muy hermosas, de cuerpo admirable; no obstante merecen todo el respeto al igual que todas. Al respecto, Irais Peralta Obregón líder estatal de la Unión Campesina Democrática recomienda admirar a las damas, verlas siempre con respeto sin hacerles daño “porque lo bello es para admirar”; comenta que en su caso, cuando era joven paraba el tráfico donde quiera que se encontrara.
Estas alturas el fenómeno se torna más difícil de comprender con tanta violencia que programan los empresarios de las cadenas televisoras, con el uso indiscriminado de las redes sociales que algunos usuarios, haciendo un mal uso, utilizan para fines perversos. Ojalá la tecnología fuera utilizada para acrecentar la sabiduría, para dedicar tiempos ahorrados a la cultura y al arte.
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