En periodismo, el profesionalismo y la ética son indispensables para un buen desempeño. Estos contextos son calificados por la sociedad en su conjunto, amén de las fuentes que invitan a cubrir los eventos para que sean dados a conocer al colectivo.
Por eso es necesario que quienes se dediquen a la noble tarea de mantener bien informada a la ciudadanía, lo hagan cuidando las formas y los fondos: trabajando con seriedad aun cuando estén usando la alta tecnología.
No es válido que aprovechando la presencia de celulares, los comunicadores se la pasen chateando o consultando temas ajenos al momento del trabajo, lo que demerita la seriedad y por ende el profesionalismo.
Como se extraña la vieja forma de trabajar de los reporteros, que libreta de taquigrafía en mano, o con una hoja de papel tamaño carta, anotaban lo más importante de los eventos, las conferencias o las entrevistas; estaban atentos al desarrollo de las mismas.
Convivir con la tecnología implica ser más responsable en el trabajo periodístico, ya que se trata de llegar muy bien a las masas, a los rincones más recónditos de un municipio, de un estado, del país mismo; de ello depende una buena o una mala orientación.
Seguido de la orientación, surge la opinión pública. Empero si no hay un manejo adecuado de la nota periodística, no habrá un criterio claro de una crítica u alabanza. Se trata de escribir con seriedad haciendo a un lado lo difuso, lo profuso, lo confuso.
Los periodistas deben recordar que no solo los sectores sociales nos califican, sino que al tiempo llegado la historia nos tendrá presentes como buenos, malos o pésimos comunicadores, por eso estamos obligados a echarle ganas.
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