Traer al mundo niños de manera responsable no siempre es fácil, son muy pocas las parejas que planifican bien su situación familiar para evitar problemas de subsistencia y tener la posibilidad de brindarles a sus hijos excelentes niveles de vida, círculos virtuosos que son contados y hasta cierto punto, envidiados.
Con la falta de orientación de parte de los pater familias a través de los años el abandono de las niñas y niños se ha dado, redundando este problema en generaciones frustradas, con baja auto estima. Así se expresa la pobreza.
En las últimas fechas el problema se ha agravado debido a la dinámica económica, política, social y tecnológica, además por la falta de políticas públicas de control natal y los bombardeos de programas televisivos orientados hacia la sexualidad precoz, la violencia y el consumo de drogas y alcohol.
Derivado de lo anterior, en las noticias no es extraño conocer casos de niñas o adolescentes embarazadas, el problema es cómo habrán de sacar adelante a los vástagos, cuando no hay una preparación de por medio. El único camino, al parecer, es dar al hijo en adopción.
A la niñez se le debe atender lo mejor posible, haciendo a un lado las dificultades personales de los adultos, después de todo, no pidieron venir al mundo. Un hijo o hija debe ser producto del amor, no de la casualidad o de la irresponsabilidad. Mientras no se analice en toda su dimensión esto, aun haya miles de declaraciones de la niñez, poco se hará a favor de este sector de la sociedad.
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