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Artículo… ¡¡Aaaaaaarrrrrrrraaaaannnnnnncannn!!

  • Las cuadras azules, amarillas, tricolores, moradas y demás tonalidades 
  • Hay desde la caballada flaca, la burrada de bulto, potrancas y potrillos sin la alzada adecuada, machos y yeguas mañosos

 Estamos en plena carrera. Todos quieren llegar triunfantes a la meta. Pero sólo los avezados llegarán. La mayoría quedará rezagada. No por falta de energía y aptitudes, sino les faltarán las mañas, las artes y las pericias de sus rivales experimentados que tienen seguro el triunfo, sin sudar ni esforzarse demás.

En esta competencia hay de todo desde la caballada flaca, la burrada de bulto, potrancas y potrillos sin la alzada adecuada, machos y yeguas mañosos, hasta caballar ensalzado y engreído.

Las cuadras azules, amarillas, tricolores, moradas y demás tonalidades hicieron lo posible por no dejar de competir sin importarles a que tipo de ejemplar mandar a correr, tanto que unos no darán el ancho en la justa y otros cojean de una o varias patas que los llevará, sin duda, a tropezar o caer antes de cruzar la línea de la meta.

Los apoderados y capataces de las cuadrillas pese a las circunstancias de sus precarios ejemplares confían a plenitud que obtendrán resultados halagadores en las diversas clasificaciones donde participan, para dejar en claro que no habrá región alguna de la entidad mexiquense que luzcan los emblemas y colores de sus cuadras.

El público participante atento al desempeño de la competencia ha comenzado a evaluar quienes serán los ejemplares favoritos que merecen el reconocimiento de sus comunas y se les aprecie por su valor, constancia y responsabilidad.

En otras regiones del Estado de México, la gente cansada del burro torpe y flojo, de las yeguas desbocadas, de los machos fofos e inútiles y de algunos potros, corceles, pencos y jacos mañosos los desechará de un plumazo.

No dudamos, que un sinnúmero de la caballada gorda y flaca consiga filtrarse mañosamente al término de la carrera como posibles vencedores y obtengan también el reconocimiento de los jueces calificadores, proporcionándoles constancias de campeones, poniendo en peligro la honorabilidad de la competencia.

Los mexiquenses cansados de tanta chapucería no creen ni en los competidores ni en las cuadrillas, pues suelen ser más de lo mismo. No cambian los jinetes ni la caballada.

Con respecto a los jinetes son nada expertos, estos siguen siendo malos, y en relación con la caballada, no crece se mantiene flaca y mañosa.

No obstante, el bombardeo publicitario y propagandístico que ya nos tiene hasta la coronilla enalteciendo a ineptos y corruptos, las cuadras azules, amarillas, tricolores, moradas y demás tonalidades nos manifiestan lo contrario: su caballar luce esplendida alzada, dentadura completa y maciza, patas largas y estables, orejas anchas, muslos fuertes, hocico para amplio rebuzno, con amplia energía para trotar y correr otros tres años más en las alcandías mexiquenses.

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