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Editorial.- Abrazando la carrera de periodista

En el argot periodístico se dice: “En periodismo cualquiera puede entrarle, pero no cualquiera se sostiene por muchos años”. Y es verdad, cuántos han sido los arribistas que han imprimido un periódico del tiraje que sea y solo duraron unos días o pocos meses pues vieron que la actividad no es nada fácil y se requiere además de seriedad, vocación y entrega.

Quienes han pasado la prueba de durar varios años son dignos de encomió, porque como ya lo mencionamos, el paquete no es sencillo. Hay que dedicarse de tiempo completo a hacer periodismo, a cubrir la nota sin importar el día o la hora que sea. Todo ello por respeto al lector que merece todo nuestro esfuerzo por mantenerlo bien informado.

Los que ya llevamos algunos años en tan noble profesión sabemos que hay que pasar muchos obstáculos como mal comer, andar a veces sin dinero, caminar largas distancias para llegar al lugar donde se va a desarrollar un evento, un foro, una conferencia. En periodismo no hay peros, la palabra prohibida es decir al llegar a la redacción “No hubo nada”.

Si bien es cierto que la reporteada esta muy mal pagada y que se sufre mucho en la actividad, son más las satisfacciones que nos animan a seguir adelante como cuando se soluciona un problema social tras una denuncia publicada; contribuir a la liberación de un preso político, investigar a un funcionario que ande mal, de corrupto; lograr la construcción de una escuela, etcétera.

También es muy agradable saber que un reportaje le sirvió a un estudiante del nivel que se trate: de primaria, secundaria, preparatoria o de alguna facultad de una universidad. Porque es indispensable aclarar que periodismo es pedagogía, investigación, aportación cultural, promoción de imagen especializada, el verdadero periodismo es de investigación, es imparcial, es respetuoso de las personas.

Periodismo no es pasar en la televisión o hacer publicaciones en revisas a todo color para meterse en la vida privada de las y los artistas; de los directores o de los funcionarios, a eso se le llama chismorreo corriente, amarillismo. Este tipo de “trabajo” desorienta a los niños y adolescentes, los hace precoces, los adelanta a su edad.

En periodismo se puede ser empírico o universitario siempre y cuando se dominen los distintos géneros con seriedad, enalteciendo a la actividad. Para tal efecto se requiere ética.

 

 

 

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