El Fracaso Educativo En México
La mal llamada “reforma educativa”, el supuesto “modelo educativo” y la “reconcentración de escuelas”, son tres imposiciones gubernativas que representan el mayor fracaso de la educación en la segunda década del siglo XXI en México.
A pesar del discurso del titular en turno del ejecutivo federal y desde su percepción personalísima e individual, asegurando que la más grande de sus reformas logradas desde el pacto por México lo constituye la educativa, lo cierto es que diluido el pacto entre el PRI, PAN y PRD para “joder a México”, lo que queda en la materia, es un desastre que ha llevado a la educación a vivir uno de sus peores momentos históricos, muy lejos de la euforia revolucionaria que impulsó su construcción.
La educación Pública en México ha tenido etapas inolvidables, a manera de ejemplos: el combate al analfabetismo (campaña de alfabetización) unificó a la sociedad, magisterio y gobierno en la búsqueda del acceso del pueblo a la lectura y escritura, indispensables para el diseño de una nueva sociedad; el impulso de la escuela rural mexicana, recordada como una panacea educativa por las condiciones y el momento de su implementación, entre otras.
En esta última, las comunidades independientemente de la pobreza de sus habitantes, algunos extremadamente pobres, se organizaron y dieron lo mejor de sí mismo, muchos entregaron hasta lo que no tenían para construir la escuela de su ranchería, su pueblo, creando simultáneamente un sentido de pertenencia entre los ciudadanos y la institución educativa, fortalecida con el paso del tiempo al ser asociada a una meta fija: La escuela como un medio de ascenso social, el ferviente deseo dominante en los padres de familia, fue que sus hijos “no fueran como ellos”, se centró la búsqueda del progreso social por la vía educativa, ya no por las armas como ocurría aún a finales de los años cuarenta.
Contrario a lo anterior, las imposiciones gubernativas en este sexenio que agoniza, con un presidente derrotado como lo asegura Arturo Rodríguez García en su publicación en la revista Proceso 2091, han aportado conflictos, luchas institucionales, retroceso educativo, malos resultados en todos los niveles, colocando a la vista la pretensión de privatizar el servicio, sobre todo la educación básica y media superior, que representan jugosas ganancias para los empresariados sedientos en acumular más riquezas, arrebatando al pueblo la educación pública que en términos de ley está obligada a impartir el estado mexicano.
La mal llamada “Reforma Educativa” sintetizada en la modificación del artículo 3ro. y 73 constitucionales, con dos nuevas leyes secundarias (Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y Ley General del Servicio Profesional Docente), con cambios ordenados mediante un decreto por el que se reformó, adicionó y se derogaron diversos artículos de la ley general de educación, en el marco del pacto para “joder a México”.
La implementación de este marco legal obedeció los puntos dictados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), recibidos en México desde dos mil diez ─el gobierno de Calderón fue omiso en ponerlos en marcha─, su acatamiento formal fue desde la recepción misma de la instancia educativa en el sexenio por concluir, el encargado y responsable de dicha tarea, el conocido Aurelio Nuño ─él que no entiende la diferencia entre “ler” y leer─, con las consecuencias conocidas y centradas en el salvaje ataque al magisterio, incluso con armas de fuego para aplicar un examen para la permanencia, inútil e inservible, al retroceder en los resultados y carecer de una calidad ofrecida y no entendida por la irracionalidad burocrática que administra la educación, hoy a punto de generar consecuencias más graves de este inaguantable desastre ocasionado.
El supuesto “modelo educativo”, una simple tira curricular, que no contempla la educación superior, la infraestructura de producción y de servicios instalados en el país ─la concatenación obligada entre ambas, como se lleva a cabo en países de primer mundo─, la cultura pedagógica del profesorado, la política educativa como un producto colectivo y consensuado, su financiamiento que sufre recortes en el presupuesto del año entrante, la infraestructura educativa en condiciones precarias en bibliotecas, laboratorios, centros de cómputo, áreas deportivas, entre otros, la evaluación del marco jurídico impuesto por intereses de grupo y no por la prioridad nacional que establece la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que a pesar del manoseo sufrido de manos de legisladores y un ejecutivo sin conocimiento, ni memoria histórica del país, conserva aspiraciones legales sin cumplir en su totalidad por parte del estado.
La tira curricular presenta deficiencias, ocultadas en los foros organizados a modo a nivel nacional para su validación, lo que representa un ataque al desarrollo integral del mexicano, ordenado en nuestra Carta Magna.
La tercera ocurrencia gubernativa, la “reconcentración de escuelas”, es a todas luces un ataque y representa la contradicción total de la escuela rural mexicana, el cierre probable de cien mil escuelas ubicadas en lugares de pobreza extrema, rurales y urbanas, es un desacato al mandato constitucional que generará conflictos comunitarios.
El desplazamiento de alumnos, implicará la desaparición de pueblos, la huida de los habitantes de sus comunidades ahora será por necesidades educativas, no por la delincuencia autorizada, perdón organizada.
Los pueblos no se van a dejar, los maestros desplazados tampoco se van a rendir, la sociedad es casi seguro se organizará para no permitir este artero ataque a la escuela pública, los conflictos y la descomposición social está a la vista, esto es parte del gran fracaso educativo del gobierno que encabeza el mexiquense de Atlacomulco y todo por culpa de los que “len” y no leen.
Usted amable lector, ¿qué comentarios le merecen las anteriores aseveraciones?
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